Esta columna fue publicada originalmente en The Washington Times bajo el título Trump should sanction Cuba’s pro-Hezbollah ICAP. Por el interés para nuestra audiencia, la reproducimos íntegramente por cortesía de su autora.
A unos 145 kilómetros de las costas de Cayo Hueso, Florida, una organización poco conocida vinculada al aparato de inteligencia cubano entrena a extranjeros para librar una guerra contra Occidente. Desde los inicios de la revolución de Fidel Castro, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) ha utilizado la "diplomacia" como pretexto para reclutar activistas radicales de países occidentales.
El ICAP es una organización afiliada a la inteligencia cubana que ataca a estadounidenses descontentos y a otras personas bajo el pretexto de la "solidaridad" y se beneficia de sus gastos de viaje a La Habana, donde se entrenan para sembrar el caos contra sus propios gobiernos. Algunos de los grupos activistas más memorables de la extrema izquierda, fundados durante la guerra de Vietnam, como la Brigada Venceremos, fueron entrenados por el ICAP.
La organización ha recorrido un largo camino desde la década de 1960. Hoy en día, el régimen cubano opera a través de 77 "grupos de solidaridad" con sede en Estados Unidos, organizados a través de la Red Nacional sobre Cuba, una coalición asociada al ICAP, entre cuyos miembros se encuentran los Socialistas Demócratas de América. A nivel mundial, el ICAP mantiene relaciones con unas 2000 organizaciones de este tipo en más de 150 países, incluidas 800 repartidas por toda Europa. También es el órgano del régimen cubano responsable de coordinar las relaciones de Cuba con las ciudades hermanas estadounidenses, otro vehículo de influencia cubana.
Más recientemente, el ICAP ha pasado de fomentar la disonancia izquierdista a facilitar conexiones entre activistas y organizaciones estadounidenses y latinoamericanas que legitiman el terrorismo contra occidentales y judíos. Por ello, Estados Unidos debería sancionarlo.
En 2022, el régimen cubano utilizó el ICAP para extender una invitación oficial a Al-Tajammu, una coalición proiraní cuya junta directiva incluye a miembros de Hezbolá, los hutíes, la Yihad Islámica Palestina y el Frente Popular para la Liberación de Palestina, que desempeñó un papel decisivo en los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023.
Durante esa reunión, el ICAP formalizó un acuerdo con Al-Tajammu. Este avance adquirió importancia estratégica para Irán y Hamás antes del atentado del 7 de octubre, ya que comenzó a conectar a Al-Tajammu con grupos afines en América Latina.
Algunos de estos grupos han alcanzado estatus consultivo en las Naciones Unidas. Otras, como la Red para la Defensa de la Humanidad, se autodenominan vehículos de poder blando utilizados por las operaciones de inteligencia cubanas para promover su agenda. El modelo de la red sigue la tradición de la era soviética de utilizar círculos intelectuales como fachadas para ejercer influencia, reclutar y desinformar. Muchas de ellas operan en la Triple Frontera Sudamericana, donde Al Qaeda, Hamás, Hezbolá y otras entidades participan en el narcotráfico y el lavado de dinero.
La amenaza no es opaca. En 2017, Cuba permitió que el Frente Popular para la Liberación de Palestina organizara una filial en La Habana, que hoy ayuda a promover propaganda terrorista, reuniones y recaudación de fondos con activistas estadounidenses. Parte de esta producción mediática se financia a través de una organización con sede en California, cuyo tesorero es el representante de Al-Tajammu en Norteamérica. Desde 2022, este grupo californiano ha estado enviando activistas estadounidenses a Cuba y Venezuela.
Los efectos de esta alianza ya son visibles. En 2024, informé que ICAP estaba desempeñando un papel en la acogida de activistas antiisraelíes que habían viajado a Cuba para recibir "entrenamiento". Entre quienes viajaban a La Habana se encontraban manifestantes que vandalizaron negocios judíos y ocuparon el campus de la Universidad de Columbia. Estas actividades resultaron en el acoso e intimidación de estudiantes judíos.
Otra organización a la que ICAP solía acoger en Cuba era el Partido para el Socialismo y la Liberación, con sede en Estados Unidos, que cuenta con un largo historial de discurso antisemita. Esto no es casualidad.
El Partido por el Socialismo y la Liberación también es miembro de la Red Nacional sobre Cuba, y varios de sus miembros han reportado sentirse "inspirados" o haber consolidado su activismo tras viajes a Cuba en su juventud.
En Estados Unidos, el partido ha patrocinado o copatrocinado más de 1700 manifestaciones antiisraelíes en todo el país, según la Liga Antidifamación. El grupo fue objeto de un nuevo escrutinio tras un ataque en mayo en un evento judío en Washington que dejó dos empleados de la embajada de Israel muertos. El hombre acusado del ataque, Elías Rodríguez, presuntamente gritó "Palestina Libre" durante su arresto y, según informes, era miembro.
El papel que Cuba desempeña en la alianza rojiverde al ayudar a Al-Tajammu y a otros a legitimar la violencia sigue siendo peligrosamente poco denunciado. El antisemitismo se ha convertido en el punto de convergencia de grupos radicales antioccidentales que, de otro modo, no tendrían una conexión ideológica entre sí. En 2022, un ataque informático a la agencia estatal de medios iraní en inglés, Press TV, reveló que la cadena contactó 52 veces con los líderes de la Red Nacional sobre Cuba en Estados Unidos, lo que reveló la conexión entre Cuba e Irán.
Cuba no es solo una dictadura; es una dictadura de inteligencia que ha dominado el arte de manipular la realidad para mantenerse en el poder. Al explotar las similitudes entre los radicales, La Habana se aprovecha de las quejas de los activistas estadounidenses y los moviliza para que cumplan sus órdenes.
El secretario de Estado Marco Rubio, con amplia experiencia en asuntos cubanos, puede ayudar a corregir esta deficiencia aconsejando al presidente Trump que sancione a ICAP. Esto constituiría un paso importante para debilitar los esfuerzos de inteligencia de La Habana para reclutar, radicalizar y utilizar como arma a activistas contra Estados Unidos.
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